domingo, marzo 13, 2005

Auditorio, Backstage, After-Party, Cena-Desayuno


Este relato comienza realmente el día de ayer (sábado 12) y aunque empieza un poco tarde, como podrás darte cuenta también termina bastante después (de lo planeado).
Luego de haberme despertado tardísimo (a consecuencia de mi ya habitual cansancio y de las fiestas de ayer) me dispuse a alistarme para lo que prometía ser una noche inolvidable. Llevé a lavar mi coche porque, como es bien sabido, cuando se tiene un evento memorable es preciso armonizar cada detalle para que todo salga a la perfección, o por lo menos se acerque.
Llegue al Auditorio Nacional como a las 6:40 p.m. y fui un rato a las oficinas donde me encontré a mi amigo FC y luego de platicar un rato sobre lo que estaba por venir, nos despedimos y me dirigí a la entrada del recinto para esperar a que el rito comenzara. Debo decir que tenía cierta inquietud por conocer el famoso concepto de Fila Cero®, sitio donde tenía asignado mi lugar luego de haber cambiado mis boletos de segunda fila por estos otros; sin embargo, esta inquietud luego se tornó en angustia cuando al llegar al stand de Prodigy® para que me dieran acceso a la zona que me correspondía me dijeron que como mi boleto había sido cambiado con la oficina de Moderatto fuera con ellos y que ahí no podían hacer nada por mí. Antes de perder la calma y la poca cordura que aún poseo, se me ocurrió hablarles a unas amigas del staff del Army(el club de fans oficial de Moderatto) las cuales me dijeron que podía pasar por mi acceso con ellas; habiendo escuchado esto pude recuperar mi paz y estabilidad emocional.
Un set de luces y fuego al compás de Quemándome de Amor, la primera de las oraciones que serían elevadas al cielo esa noche por las manos de los mismísimos dioses del metal, marcarían el inicio de esta ceremonia metalera seguida por otro de sus más grandes éxitos, Quiero Rock, en la cuál Bryan se dirigiría a diez mil de sus mejores amigos agradeciendo el apoyo y la asistencia a aquel celestial infierno. El ritual seguiría con canciones inmortalizadas por Moderatto, y luego covereadas por otros artistas que ni viene al caso mencionar, como Isabel, Márchate Ya, Chavo de Onda y Chaperona (ésta última, por ejemplo, prestada al grupo The Knack bajo el nombre de My Sharona después de que Moderatto la llevó al éxito mundial). Las estridentes guitarras, el magistral bajo, la batería poderosa y la virtuosa voz de nuestros dioses nocturnos no pararían de complacer a mortales e inmortales y haciendo honor a su fama ejecutarían el tema Me Gusta Vivir de Noche seguida por la aparición estelar del papá adoptivo de Bryan, el gran músico Javier de la Cueva en el teclado, con un popurrí que incluía El Tiempo Que Duró Nuestro Amor y La Mujer Que No Soñé. Sólo Se Vive Una Vez sería la siguiente plegaria acompañada de una impresionante serie de fuegos y el latir de miles de corazones que para esta etapa del concierto se encontraban más que acelerados y expectantes. No Podrás (otra de las canciones que fue prestada a Cristian por los hermanos Moderatto) continuaría con el concierto seguida por el emocionante vuelo de Bryan Amadeus mientras cantaba Muriendo Lento, actual sencillo de la banda. Pacto Entre Los Dos, Suéltate el Pelo, Capitán, Villa Coapa y El Rey formarían la segunda parte del concierto mientras PopuRock y el majestuoso solo en la batería de Elohím anunciarían la etapa final de esta fiesta. No Me Canso de Rockear se vio amenizada por la presencia de unas bellísimas bailarinas, de quienes se comenta que eran unas groupies que se fugaron desde Holanda (lugar de uno de los últimos conciertos de Moderatto) con tal de estar en tierra azteca. Hijo del Tigre (aclamadísima por el público), Reventón y Dame Un Beso serían las tres canciones con las que Bryan, Elohím, Mick, Roy y Xavi se despedirían –hasta una próxima ocasión- de su público mexicano que, como siempre ocurre con todas las cosas buenas, se quedó con ganas de más.
Por supuesto la historia no termina aquí y como yo también me quedé con ganas de más –y sabía que apenas había finalizado el principio de la noche –saliendo del concierto fui a convivir un rato con los demás fans y nos tomamos algunas fotos afuera del Auditorio. Luego de unos momentos me fui a los camerinos donde me encontraría a la guapísima Mayrin Villanueva, entre otros famosos, compartiendo con los mismísimos dioses del metal, sus familiares y el único representante del Army y de todos los fans (o sea yo), la euforia ocasionada por aquella gloriosa noche. Antes de entrar al camerino de Bryan (donde estaba en su apogeo la backstage-VIP-party, me dispuse a tomar algunas fotos para después poderla compartir con los cuates del Army y ya llevaba algunas set-lists que tomé del escenario para poder subirlos a la webpage del club. Al entrar al camerino de Bryan que se conectaba, si no mal recuerdo con otro al que llamaron Moderatto Hospitality, mi bienvenida fue un brebaje raro que me dio K (novia de Jay) mientras mi amigo FC se reía de mi cara; luego me encontré con Elohím a quien le pedí que firmara una de las set-lists para el Army (ya ves uno que siempre está pensando en el prójimo) y luego de otros tragos me encontré con Roy que, igual que yo, también manejaba un nivel de alcohol considerable. Después de platicar un rato como dos cómplices en una borrachera y de haberme firmado la lista que mencioné hace un momento, tomó mi celular y me preguntó por qué lo tenía en francés y me dijo “bueno, vamos a tomarnos una foto cab…” y finalmente la tomó. Luego me preguntó si faltaba alguien más de firmar la hoja y enseguida llamó a Xavi al cual saludé y felicité por todo lo acontecido aquella noche. Me dijo: “te la voy a firmar, pero antes tienes que probar esto” –mientras me alcanzaba un vaso con lo que parecía algún tipo de vino pero tenía alguna especie de “fragmentos” de algún material brillante-. Yo respondí: “¿Y qué es esto cab...?” –Bebida de Rock Star –respondió. –Y ¿qué es esa cosa que está en el fondo del vaso? –pregunté con aire reflexivo. –Es oro, man, pruébalo. ¿No manejas, verdad? –preguntó algo consternado. A lo que contesté, mientras acercaba el vaso a mi boca y probaba su contenido, “más o menos”. Finalmente firmó la hoja que para entonces ya tenía en sus manos pero en lugar de dedicarla al Army la puso a mi nombre (pero de eso me di cuenta muchísimo después).
Evidentemente había pocas personas ahí que se encontraban en sus cinco sentidos, por supuesto yo no era uno de ellos, y mientras deambulaba y charlaba con algunos de los presentes, acepte otra de las bebidas que K pasaba y nos ofrecía. Después fui con Mick y le comenté que había pasado a saludarlo en la semana pero no lo había encontrado y le pedí después de un par de minutos (sólo faltaba el y Bryan) que firmara la lista para los demás.
Al final llegué con Bryan y también, después de haber comentado algunas cosas, me firmó la que ahora era una reliquia. Me dijo que qué bueno que estaba ahí mientras nos dabamos un abrazo fraternal y seguimos conbebiendo.
Desafortunadamente llegaba el momento de abandonar el lugar, pues ya nos estaban “invitando” a todos a desalojar, pero eso significaba una cosa: era el tiempo de llegar al after, que tendría lugar en el Hard Rock Cafe.
Un poco alterados de conciencia, pero no de ánimo, llegamos al Hard Rock prácticamente juntos y ahí siguió la fiesta hasta las 3 a.m., aproximadamente, que fue la hora a la que cerró la barra. Para ese entonces ya había encontrado nuevamente a mi amigo FC y supuestamente la íbamos a seguir en su hotel con otras dos amigas pero terminamos en un restaurant cercano que a Bryan le encanta, en un evento que nombré cena-desayuno (pues terminamos como a las 5 o 6 a.m.) con Bryan, Roy, la esposa de Iñaki y Jay (caray, ellas siempre aparecen en todos lados que se presenta Moderatto ¿quién sabe porqué?), unos primos de K, una amiga de Roy que vive en Japón y había venido exclusivamente a verlos tocar (esos sí son amigos, ¿apoco no?), otras tres personas que nunca supe quién eran, las dos amigas que mencioné hace rato y otra pareja de amigos que jalamos al último. Evento súper VIP que definitivamente cerraría con broche de oro un capítulo de nuestras vidas que cumplió con lo prometido y se atesoraría en el alma de poco más de diez mil personas en el Auditorio y de manera muy especial en nosotros quienes lo conservaríamos y recordaríamos, muy seguramente, como uno de los más gratos recuerdos de nuestra existencia. Una noche muy Rock Star , donde incluso hubo franceses del siglo XVIII con nosotros. No pudimos pedir más, pues en esta ocasión lo tuvimos todo. Gracias Moderatto.