Sueños

¿Alguna vez te has despertado a la mitad de un sueño que parecía de lo más real? Si es así, ¿por qué lo interrumpiste?; ¿acaso era demasiado esclarecedor?; ¿acaso contradecía tus principios, tus paradigmas, tus ideales más arraigados?; ¿acaso se oponía a tu realidad?
A mí constantemente mis sueños me perturban, y hoy no fue la excepción. Citando uno de mis libros favoritos (El Ladrón de Cuerpos), esta fue la impresión de mi sueño:

“[…] se limitó, sencillamente, a borrar el bienestar. Sólo me produjo una sensación deprimente y melancólica, de privación de lo que da valor a la existencia: el calor ardiente de los fuegos y las caricias, de los besos y las discusiones, del amor y de la añoranza…”

En una de mis películas favoritas, que tan presente está en esta bitácora y para ahora ya deberías saber cuál es, el protagonista se refiere a sus sueños así:

“Mis sueños son una broma cruel, ellos se burlan de mí. Incluso en mis sueños soy un idiota que sabe que está apunto de despertar y volver a la realidad. Si tan sólo pudiera evitar dormir… pero no puedo”

No estoy diciendo que los sueños sean irrealizables; el mismo Shakespeare decía que la vida está hecha de la misma materia que los sueños. Y ¿cómo no? Alguna vez soñamos con volar y ahora tenemos aviones; alguna vez soñamos con llegar a la Luna e incluso ya llegamos a Marte, quizá algún día soñaremos que soñamos y terminaremos viviendo nuestros sueños…
Como sea, no pienso que el problema esté en soñar; por el contrario, pienso que los sueños son el comienzo de las grandes cosas jamás realizadas por el hombre. Me parece que lo fundamental para la consecución de nuestros sueños está en luchar desde un principio por hacerlo realidad. ¿Y qué hay acerca de las cosas que soñamos que no dependen en su totalidad de nosotros? La verdad no lo sé; Coelho en El Alquimista dice: "Cuando deseas algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo" y aunque realmente no sé que tan cierto sea eso, me gusta creer que así es.