jueves, octubre 21, 2004

Sobre el "Romanticismo del siglo XXI"


El día de hoy fui testigo de algo que nunca pensé que viviría:
Resulta que caminábamos mi cuate Ras y yo hacia el Centro de Convivencias cuando de pronto me saluda de manera casual una amiga (GT); terminado el saludo y habiendo emprendido de nuevo nuestro andar, este individuo (Ras) me comenta: “Oye, está bien chida tu amiga mein” a lo que yo le contesto: “pues sí, más o menos” (la verdad es guapa, pero no es mi estilo), “está bien para ti” –comenté de manera burlona, muy característica en mí-. Luego me dijo: “presenta ¿no güey? Dile que quiero tener sexo con ella”. Dicho esto solté mi acostumbradísima carcajada y le dije: “no m*mes, no le voy a decir eso a mi amiga, si quieres la traigo y se lo dices tú”. Habiendo él aceptado mi propuesta de manera incrédula (supongo pensó que no se la llevaría) fui por mi amiga y la llevé donde estaba esperando el lobo feroz (la verdad tampoco pensé que Ras se atreviera a decirle TAL cosa de frente).
Llegando al cubículo donde nos encontrábamos, GT se sentó en uno de los escritorios y me preguntó algo desconcertada: “¿qué, para qué querías que viniera, aquí que hay? En eso Ras le dice: “pues es que le dije a este ‘mein’ –así habla él- que estabas súper guapa y que quería tener sexo contigo”. ¡SÍ! ¡Lo dijo! ¿Puedes creerlo? Pero la sorpresa y mi inimaginable nivel de asombro no concluyen ahí… ¿Qué hubieras esperado como respuesta de una chica cuando un –casi- completo extraño le dice algo así? Una patada, una bofetada o algo así, ¿no? Pues nada de esto paso (increíblemente) resultó que ambos estaban más que nerviosos, era mucho más que evidente, pero los dos se veían súper “fresh”. GT dijo inmediatamente “Wow, ¿esto es una apuesta, verdad?”, a lo que respondí “no… es cierto lo que te dijo, sólo que él quería que yo te lo dijera y como por supuesto no lo iba a hacer le propuse que te traería y él mismo te lo diría, pero la verdad no pensé que se atreviese”. Ella contestó: “pues sí, la neta no me lo esperaba… nunca nadie me había dicho algo así… qué huev**es la verdad”. Ras respondió: “Yo tampoco nunca lo había hecho, sinceramente no esperaba que este güey (refiriéndose a mí) te trajera y ya que estabas aquí pensé ‘¿ahora qué?’ y sólo lo dije”. GT agregó un poco más nerviosa: “Pues no sé que decir… es muy bizarro esto, no sé… wow… ¿es propuesta o qué?”. Ras responde: “pues sólo fue un deseo personal, pero si quieres lo podemos convertir en propuesta” a lo que GT dice riéndose de manera picara: “El romanticismo del siglo XXI”…
Yo por supuesto estaba más que estupefacto, pero a la vez divertido y expectante. Fue algo muy chistoso.
Después de un par de minutos, cuando el nivel de nerviosismo había incrementado de manera más que considerable en los dos protagonistas de este pequeño relato, GT se despidió cortésmente de nosotros (sin abandonar una sonrisa que supongo indicaba asombro, halago y a la vez desconcierto) diciendo: “bueno, pues no sé qué más decir, mejor me voy, estaré en el cubículo de al lado”. A lo que Ras, siempre tan simpático y ocurrente, dice: “puedes decir que lo vas a pensar”. GT sólo rió.
Lo mejor de esto fue que en esta breve y característica manifestación del “romanticismo del siglo XXI”, como bien definió mi amiga, hubo muchísima química entre ellos. Es increíble ver como las formulas más extrañas pueden ocasionar los resultados más interesantes y bonitos como una pareja citándose para desayunar en un día próximo. En eso concluyó este encuentro.